La medición de las emisiones financiadas es un proceso cada vez más relevante que los bancos pueden tener en cuenta ante las crecientes expectativas de los grupos de interés.
También es el primer paso para que los bancos comprendan la exposición al carbono de sus actividades de préstamo e inversión, lo que a su vez puede ayudar a definir estrategias y acciones para avanzar hacia una transición a cero emisiones netas.
Desde el punto de vista técnico, estimar las emisiones financiadas en las carteras de un banco puede ser un reto debido a la complejidad de acceder a los factores de emisiones de carbono y combinarlos con los datos financieros de las diferentes clases de activos.
Las emisiones directas de GEI de los bancos suelen ser pequeñas en comparación con la mayoría de los sectores. Sin embargo, a través de sus actividades de préstamo e inversión, pueden financiar una huella de carbono significativa: emisiones financiadas.
La estimación de las emisiones financiadas en el balance de un banco es un primer paso crucial para identificar los riesgos de transición, establecer objetivos y estrategias de descarbonización y hacer un seguimiento del progreso hacia una economía baja en carbono.
Las emisiones financiadas de las instituciones financieras (incluídos los bancos) se definen como la categoría 15 de las emisiones de alcance 3 del Greenhouse Gas Protocol.
Para los bancos, la evaluación de la huella de carbono de sus actividades de préstamo e inversión no solo es crucial para la presentación de informes, sino también para avanzar hacia las emisiones netas cero.
Generalmente, las emisiones anuales financiadas son el producto del factor de atribución y las emisiones anuales totales de un activo. El factor de atribución en sí mismo representa la relación entre el importe de la inversión pendiente y el valor del activo subyacente. Tanto el numerador como el denominador de esta relación son específicos de cada clase de activo, pero el principio general sigue siendo el mismo.
Los cálculos de emisiones dependen del activo específico. Se define el factor de atribución como la proporción de las emisiones anuales totales de GEI del prestatario o participada que se asigna a los préstamos o inversiones.
Para los bancos, la evaluación de la huella de carbono de sus actividades de préstamo e inversión no solo es crucial para la presentación de informes, sino también para avanzar hacia las emisiones netas cero.
Es una de las metodologías que pueden ayudar a los bancos en su camino hacia el cero neto.
No debemos olvidar el análisis de escenarios climáticos, el establecimiento de objetivos sectoriales, la implementación de políticas y las prácticas de participación con el cliente.
